Antes de iniciar el proceso de enseñanza-aprendizaje, debemos realizar una primera evaluación también llamada evaluación diagnóstica, para verificar el nivel de preparación de los alumnos para enfrentarse a los objetivos que se espera que logren.
Llevar a cabo una correcta evaluación de nuestros alumnos requiere un conocimiento detallado del niño, verdadero héroe, con el objetivo de adaptar las actividades del profesor (métodos, técnicas, motivación), su diseño pedagógico (objetivos, acciones, sistema de enseñanza) e incluso el nivel de Exigencia, el diseño, adecuación o adecuación del proyecto educativo a cada persona en función de su individualidad.
Metodologías didácticas
Para enseñar bien no sólo hay que conocer las metodologías didácticas y el programa escolar, sino que ante todo hay que conocer al alumno.
- La observación: La observación sistematizada seguida del posterior registro se convierte, con esta propuesta, en la herramienta más coherente y adecuada a los fines que se persiguen. Para ello es necesario determinar qué quiero saber, saber qué mirar. En base a esto, se desarrolla un protocolo de observación (placa, archivo, grilla, que permite la recolección sistemática y organizada de datos).
- El registro de los conocimientos previos: Necesitamos escribir lo que el niño sabe, no lo que no sabe. Esta premisa es fundamental si afirmamos que un diagnóstico describe cómo actúa el aprendiz y qué conocimientos tiene y cuáles activa para construir nuevos conocimientos.
- Tener en cuenta los diferentes indicadores de la evolución de las adquisiciones del conocimiento: Las diferentes etapas en la adquisición de niveles conceptuales y competencias ( por ejemplo etapas del dibujo, de la lecto-escritura) se prestan a ser utilizados como indicadores de procesos cognitivos.
- Completar el registro con entrevistas: La entrevista es también un instrumento que en todo proceso de evaluación, ya que ayuda a comprender. Se realiza con el propósito de recoger información complementaria acerca del alumno, por lo tanto puede estar dirigida a los padres u otros maestros que hayan sido docentes de estos niños. Pueden ser abiertas o semi-dirigidas y es necesario también registrar lo que de ellas se recoge. Un requisito imprescindible en su realización es saber escuchar y asumir una actitud lo más abierta posible a la hora de valorar los aspectos positivos que posee cada alumno.
A continuación se deja una infografía para el fácil acceso a la información.
Es de gran ayuda ya que veneficia como lo comentas la información que a adquirido el alumno atraves de los años que se a cursado
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